Antófila
NO al desperdicio de comida
El desperdicio de comida es un problema mundial generado dentro de una cadena en la que todos de una u otra forma formamos parte, ya sea como productor, distribuidor, vendedor o consumidor.
Los números que se analizan a nivel mundial son enormes, pero no dejan de sonar impersonales, por eso queremos repasar nuestros números, los de Argentina.
El antecedente más cercano en cuanto a estimaciones para Argentina es un estudio sobre la Composición de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) realizado por el Instituto de Ingeniería Sanitaria de la Universidad de Buenos Aires, en el radio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Área Metropolitana. El trabajo estima que los desechos alimenticios representan más del 40% del total de los residuos sólidos en la Ciudad de Buenos Aires y más del 37% en el Área Metropolitana de Buenos Aires.
Antes que nada es bueno aclarar estos dos conceptos, "pérdida" y "desperdicio"
El concepto que engloba y define las pérdidas y el desperdicio considera a todo aquel alimento apto para el consumo humano que se descarte, pierda, degrade o afecte, en cualquier punto a lo largo de la cadena de suministro alimentario, así como también el utilizado intencionalmente para alimentación animal o bien constituya un subproducto de la elaboración de alimentos desviado de la alimentación humana.

Las "pérdidas de alimentos" refieren específicamente a la reducción en la cantidad o calidad del producto comestible en los eslabones iniciales de la cadena de suministro, disminuyendo la cantidad global de alimento apta para consumo humano. Usualmente este concepto se halla relacionado con actividades de pos-cosecha, y en general, con la ausencia de un sistema eficiente de gestión de los recursos o deficiencias de la infraestructura disponible, tratándose así de una pérdida no intencional.
Por otro lado, el "desperdicio de alimentos" se define como el descarte de alimento apto para consumo humano o potencialmente apto a través de un proceso de transformación o industrialización. Este se da en las etapas mas avanzadas de la cadena de suministro, como son la comercialización final y el consumo de los hogares y se los considera intencionales, dado que están usualmente relacionados con el comportamiento humano.
Es bueno aclarar que tanto las pérdidas como el desperdicio de alimentos se miden sólo para aquellos productos aptos para consumo humano, es decir que no aplica a las partes no comestibles de productos primarios como cáscaras, piel, tallos, hojas, huesos, etc.

El total estimado para Argentina asciende aproximadamente a 14,5 millones de toneladas de pérdidas (11,3%) y 1,5 millones de toneladas de desperdicio (1,2%).
En conclusión se estimó un volumen de desperdicio de alimentos anual a nivel nacional de 38 Kg per capita, este número es el que deberíamos tomarlo como personal.
Promedio de Desperdicios (según la FAO)
Europa y Norteamérica: 115 Kg. per capita año.
América Latina: 25 Kg. per capita año
Sudeste Asiático y África: 6-11 Kg. per capita año.
Según los datos mencionados arriba brindados por la FAO, estamos notablemente sobre la media de los números de nuestra región, pero lo bueno es que cada uno de nosotros podemos hacer los cambios en nuestros propios hogares para poder mejorarlo.
Referencias:
http://www.alimentosargentinos.gob.ar/HomeAlimentos/Publicaciones/revistas/nota.php?id=104
http://www.fao.org/resources/infographics/infographics-details/es/c/427491/